La verdad podría esgrimir una cantidad impresionante de motivos por los cuales no me interesaría volver a los 17, como decía la Violeta, pero me basta con decir que el sólo hecho de tener, a mis recién cumplidos el día de hoy 26 años, a mi hijo es motivo suficiente para querer vivir el presente. Sufrí una crisis de ausencia grave en el blog, la verdad tenía tanta cosa dandome vuelta en la cabeza que era como tener mi propio blog portatil. Luego de dos meses en que Pochoclín y Mamá Pochocla estuvieron compartiendo el día a día en la ciudad de las gaviotas y los pescadores de atunes con forma de corazón, estaba en un estado totalmente de no necesidad de escribir, por ende, asumo que ahora me encuentro en necesidad de hacerlo un poco. Este último tiempo he reflexionado bastante en torno a las amistades y ese tipo de cosas, y la verdad creo que muy a mi pesar, me di cuenta que la única persona que siempre va a estar ahí para acompañarnos ( o "siempre estará ahí para atraparme" como dice la Bjork) es nuestro "yo interno", triste pero cierto, pero ya sea por falta de ganas, por distancia, sus propios problemas, responsabilidades, etc... por lo general se hace dificil que siempre haya alguien ahí acompañandonos, y despues de todo, tampoco tiene por qué ser así. Desde el momento en que fuimos capaces de limpiarnos el poto solos ya debimos ver un poco lo que se venía encima.
Si reviso mi vida hacia atrás me doy cuenta que no es una sensación momentanea ni netamente actual esta de soledad ( y a la vez solitud) que me inunda hace un poco más de una semana. Recuerdo a eso de los 12 años aproximadamente, haber pasado un verano totalmente solitario, de vez en cuando me asomaba a la ventana a conversar con mis amig@s, salía practicamente para mis necesidades fisiológicas básicas nada más (ducha / caca / pichi / comida) de mi cuarto. Inclusive en mi mente pre-adolescente decidí construirme un nuevo ambiente en el cuarto (para "cambiar de aire") y así con un viejo baúl de mimbre que guardaba mis juguetes y cachureos, un cubrecama antiguo, un mueble y una televisión me construí mi propio living dentro del cuarto. De chiquitito me daban bastantes atacazos artísticos... GENIAL, NO?. Bueno, esa fue una de las tantas etapas. También me puedo visualizar frente al televisor, usando la antena como microfono con mi LULI ( mi guitarra, y es en honor a Lucy in the Sky with Diamonds de THE BEATLES no a La rucia esa) cantando alguna de las canciones con las que andaba rayao... ( de hecho esa misma escena es de hace 5 años atras como también del día sábado recién pasado por la tarde jajaja) . También, aunque es un detalle tonto, lo sé, no dejan de picarme en algún rinconcito interno esos recuerdos de más de alguna vez quedándome dormido a las 7 u 8 de la noche con la luz encendida y vestido en el sillón del Living y despertando de vuelta tipo 4 de la mañana en el mismo estado. No es que deba estar el mundo pendiente de mis movimientos, pero sí a veces me siento más mamón de lo normal, más vulnerable, más detallista, no sé cual es la palabra, pero quisiera de pronto que alguien viniera a despertarme como para saber que alguien se dió cuenta. Creo que es lo más egolatra y egoista que he dicho en mucho tiempo.
Simplemente a veces necesito que me sonría un bebé en la micro, una chica en la esquina, que el chofer de la micro me salude de buena manera, que me regalen un dulce de $10 sólo por regalarlo, una suerte de NO CUMPLEAÑOS. Creo que de pequeño me he conformado bastante con los gestos y los detalles más que con los grandes regalos... me hacen feliz, hacerlos y recibirlos me encanta. Mal que mal el día a día debería ser una constante fiesta no?. Porque si no vinimos a la vida a celebrar... por favor no me lo digan, no quiero saberlo. Extraño un poco la infinidad de llamadas de telefono a la medianoche del 16 de Octubre para decir feliz cumpleaños, las llamadas perdidas, los mensajes de texto, mails, visitas sorpresa a mi casa, regalo de florcitas secas, dulces de caramelos, tarjetitas escritas a mano. Cualquier cosa que me hiciera sentir que era especial. Lamentablemente llevaron tanto años haciendome creer el cuento que ahora yo mismo procuro darme cuenta que lo especial está en el día a día y en poder hacer que la rutina sea cada día diferente, aunque eso signifique salir a caminar por la playa solo, cantar a todo chancho en el espejo gigante del baño de mi casa, creerme el rockstar o el rapero que ya no fui, jugar a morderme la cola, yendo de pieza en pieza recorriendo el departamento que como cada tarde se encuentra, salvo por mi, en total silencio y ausencia. La verdad no es fácil para mi, luego de haber permanecido más de 15 años de mi vida con un miedo paralizador a la oscuridad y la soledad, darse cuenta que en verdad gran parte de mi vida (e imagino que de la de todos en el fondo) se desarrolla en la intimidad que se genera en esos escasos centimetros que hay entre mi sombra y yo. Por suerte llevo años de práctica inconciente, y a lo mejor soy tan bueno haciendolo que por eso no registro grandes amistades que perduren en la historia ( no tengo amigos de infancia, ni de adolescencia, mis amigos por lo general no son de más allá de 7 años). Pochoclín es mi gran compañero de juegos ( me encantó que la Alita el otro día me dijiera que se notaba que eramos terrible yuntas con mi hijo, por que eso somos sobretodo, amigos inseparables.) y Mamá Pochocla es la típica amiguita con la que te pasai puro peleando pero igual invitai a tu fiesta de cumpleaños, esa con torta, souflés de queso, ramitas, gaseosa y tarjetita de invitación). Ellos son mi crew, mi pandilla y con los que todavía puedo inventarme mundos más felices y con más colores como los que viven en mi mente, con ellos sigo jugando en el patioplum...
Somos tan buenos amigos que dejamos jugando solos a los demás...
pd: la foto es del cumple medioaño de Martín, eso ya pasó hace algunas semanas...
Si reviso mi vida hacia atrás me doy cuenta que no es una sensación momentanea ni netamente actual esta de soledad ( y a la vez solitud) que me inunda hace un poco más de una semana. Recuerdo a eso de los 12 años aproximadamente, haber pasado un verano totalmente solitario, de vez en cuando me asomaba a la ventana a conversar con mis amig@s, salía practicamente para mis necesidades fisiológicas básicas nada más (ducha / caca / pichi / comida) de mi cuarto. Inclusive en mi mente pre-adolescente decidí construirme un nuevo ambiente en el cuarto (para "cambiar de aire") y así con un viejo baúl de mimbre que guardaba mis juguetes y cachureos, un cubrecama antiguo, un mueble y una televisión me construí mi propio living dentro del cuarto. De chiquitito me daban bastantes atacazos artísticos... GENIAL, NO?. Bueno, esa fue una de las tantas etapas. También me puedo visualizar frente al televisor, usando la antena como microfono con mi LULI ( mi guitarra, y es en honor a Lucy in the Sky with Diamonds de THE BEATLES no a La rucia esa) cantando alguna de las canciones con las que andaba rayao... ( de hecho esa misma escena es de hace 5 años atras como también del día sábado recién pasado por la tarde jajaja) . También, aunque es un detalle tonto, lo sé, no dejan de picarme en algún rinconcito interno esos recuerdos de más de alguna vez quedándome dormido a las 7 u 8 de la noche con la luz encendida y vestido en el sillón del Living y despertando de vuelta tipo 4 de la mañana en el mismo estado. No es que deba estar el mundo pendiente de mis movimientos, pero sí a veces me siento más mamón de lo normal, más vulnerable, más detallista, no sé cual es la palabra, pero quisiera de pronto que alguien viniera a despertarme como para saber que alguien se dió cuenta. Creo que es lo más egolatra y egoista que he dicho en mucho tiempo.
Simplemente a veces necesito que me sonría un bebé en la micro, una chica en la esquina, que el chofer de la micro me salude de buena manera, que me regalen un dulce de $10 sólo por regalarlo, una suerte de NO CUMPLEAÑOS. Creo que de pequeño me he conformado bastante con los gestos y los detalles más que con los grandes regalos... me hacen feliz, hacerlos y recibirlos me encanta. Mal que mal el día a día debería ser una constante fiesta no?. Porque si no vinimos a la vida a celebrar... por favor no me lo digan, no quiero saberlo. Extraño un poco la infinidad de llamadas de telefono a la medianoche del 16 de Octubre para decir feliz cumpleaños, las llamadas perdidas, los mensajes de texto, mails, visitas sorpresa a mi casa, regalo de florcitas secas, dulces de caramelos, tarjetitas escritas a mano. Cualquier cosa que me hiciera sentir que era especial. Lamentablemente llevaron tanto años haciendome creer el cuento que ahora yo mismo procuro darme cuenta que lo especial está en el día a día y en poder hacer que la rutina sea cada día diferente, aunque eso signifique salir a caminar por la playa solo, cantar a todo chancho en el espejo gigante del baño de mi casa, creerme el rockstar o el rapero que ya no fui, jugar a morderme la cola, yendo de pieza en pieza recorriendo el departamento que como cada tarde se encuentra, salvo por mi, en total silencio y ausencia. La verdad no es fácil para mi, luego de haber permanecido más de 15 años de mi vida con un miedo paralizador a la oscuridad y la soledad, darse cuenta que en verdad gran parte de mi vida (e imagino que de la de todos en el fondo) se desarrolla en la intimidad que se genera en esos escasos centimetros que hay entre mi sombra y yo. Por suerte llevo años de práctica inconciente, y a lo mejor soy tan bueno haciendolo que por eso no registro grandes amistades que perduren en la historia ( no tengo amigos de infancia, ni de adolescencia, mis amigos por lo general no son de más allá de 7 años). Pochoclín es mi gran compañero de juegos ( me encantó que la Alita el otro día me dijiera que se notaba que eramos terrible yuntas con mi hijo, por que eso somos sobretodo, amigos inseparables.) y Mamá Pochocla es la típica amiguita con la que te pasai puro peleando pero igual invitai a tu fiesta de cumpleaños, esa con torta, souflés de queso, ramitas, gaseosa y tarjetita de invitación). Ellos son mi crew, mi pandilla y con los que todavía puedo inventarme mundos más felices y con más colores como los que viven en mi mente, con ellos sigo jugando en el patioplum...
Somos tan buenos amigos que dejamos jugando solos a los demás...
pd: la foto es del cumple medioaño de Martín, eso ya pasó hace algunas semanas...
1 comentario:
creo que cuando uno se siente solo..o esta.. es porque quiere estarlo, porque en verdad nunca lo estamos, siempre esta ahí la mente, uno mismo para recapacitar y volver a gozar la vida. Nosotros tenemos una gran compañia y un bonus extra para la soledad, un núcleo de amor, la prueba más grande que existe en nuestros mundos para saber que estamos vivos, y que alguien siempre nos necesita y nos necesitará. No te digo más, aquí esta tu otra mitad que no es completamente feliz si no esta completa, contigo.
felizcumpleañosnumero no se cuánto.. :P
ya se que cumples 26, disfruta este medioaño de ser más grande que yo hahah.
te ailoveamos pochoclo
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